domingo, 16 de septiembre de 2012

Secretos de un matrimonio


Tras una larga e inusual pausa vacacional, vuelvo a historias-troyanas,con las pilas bien cargadas y un título que a mi juicio,bien merece un entusiasta regreso.

Me refiero a "Secretos de un matrimonio" una película que el maestro sueco Ingmar Bergman dirigió en 1973 interpretada por Liv Ullmann y Erland Josephson.

La película es ni más ni menos que el recorrido que hace un matrimonio formado por Johan, profesor de psicología, y Marianne, que es  abogada, durante prácticamente toda una vida.

Aviso que es fácil ahonde en la trama,que por otro lado carece de toda acción y se centra en exclusiva en la relación,pero si alguien que no ha visto la película,prefiere no tener detalles,éste es el momento de desistir en la lectura y retomar la reseña en otra ocasión.

Ambos,Marianne y Johan, empiezan a ser conscientes de las fisuras que esconde su aparente matrimonio feliz a raíz de la crisis que están viviendo sus amigos Peter y Katerina.

La película dura 168 minutos y no tiene música.El diálogo,es lo esencial.

Asistimos a la maestría de un director que con precisión de cirujano abre los abismos que se esconden en casi todas las relaciones de pareja y que tantas otras veces a posteriori ha inspirado a otros cineastas como Woody Allen influenciado y también obsesionado por descubrir los entresijos de las parejas.

Tal cual una novela se tratara,la película está dividida en capítulos.Asistimos por tanto a todas las fases que recorre el matrimonio: la época de plenitud,la de sacar a la luz los puntos débiles,la de crisis,la de abandono,la de indecisos y sucesivos regresos y recaídas......toda una vida de vaivenes a pesar de los cuales,tanto Johan como Marianne han estado presentes el uno en la vida del otro,más o menos distantes,más o menos implicados.



Es sorprendente cómo somos testigos de los roles que en distintos momentos juegan Johan y Marianne y también de su alternancia.Si en los comienzos del naufragio de la relación,es Marianne la parte más débil y vulnerable y presenciamos cómo Johan se muestra proclive al abandono tras haberse enamorado de otra mujer,con el paso de los años,las posturas se invierten y es la vida la que devuelve el rol de desvalido a Johan y el de independencia y determinación a Marianne.


No hay un punto de encuentro intermedio en ningún momento.Es como si se cumpliera esa famosa profecía que pone de manifiesto que siempre hay uno que da más,siempre hay uno que ama y otro que de alguna manera,en el fondo,se deja amar.Amante y amado en constante alternancia a lo largo de décadas en este caso ¿nos está queriendo decir el director que la balanza siempre está descompensada?

Otra de las ideas que planea en la película,es que llega un punto en la relación,que se produce cierta conformidad y que ese estado de "resignación" es incluso preferible al abandono.
Es la misma idea que se menciona en la película "2 días en París " de July Delpy.


No tengo ninguna certeza pero me inclino a pensar que es una verdad a medias, pues en el caso de Johan por ejemplo,sí llega un punto en que la emoción por una nueva relación es más intensa que la inercia de esa misma conformidad.
Si lo vemos con perspectiva,alguien podría rebatir que ese abandono es temporal.Sí,pero en cualquier caso,son las emociones,no nosotros,quienes una vez más, aunque sea de manera siempre puntual,tienen la última voz.
Visto lo visto,no puedo creer en esa conformidad,no al menos a lo largo de toda una vida, pues ante una relación agotada aquí y ahora existen muchas posibilidades de que nos asalte ahí fuera una nueva fuerza motora que nos convenza del todo de la necesidad de pasar página,o directamente cambiar de libro,expresión que tomo prestada y que he leído por ahí;)


No quiero dejar pasar por alto recomendar una fantástica entrada de Antígona del blog "La Cólera de Aquiles",ella que también es muy cirujana a la hora de diseccionar temas de la índole más diversa, hizo una excelente reseña sobre la película aquí


Por otro lado,me llama la atención que para encontrar la armonía como pareja entre Johan y Marianne,sean precisas varias condiciones desde luego,poco o nada convencionales:

-la primera,cierta distancia
-la segunda,respectivas parejas estables.

Me refiero que en el único momento en que percibo a Marianne y a Johan en cierto equilibrio como amantes es cuando, pasados ya muchos años tras su divorcio,se encuentran y las exigencias del uno hacia el otro,se han diluido y las presiones y las expectativas y es entonces,cuando se ven es posible como verdaderamente son. Ya no han de demostrar nada el uno al otro,han encontrado la paz,tienen una vida independiente,más o menos plena al lado de otras personas,y llegan libres y desprovistos de reproches a un reencuentro que precisan y que de alguna forma les completa como personas.

Da la sensación de que sus vidas se han ido confeccionando conjuntamente y ya no pueden prescindir el uno del otro,aunque sea de forma espaciada y casi a base de encuentros clandestinos.
Qué complicados somos los humanos,qué impredecibles,qué nexos llegamos a establecer en algunas relaciones en las que no podemos estar ni excesivamente cerca,ni tampoco lejos del todo y para siempre.