viernes, 26 de agosto de 2011

Tabarca





Breve crónica de la escapada a la isla de Tabarca,perdida,cien por cien mediterránea,algo desvencijada,algo más favorecida desde mi última visita,poco a poco,se va poblando de palmeras con escueta sombra.Me causa cierta desolación un asomo de abandono,pero me produce pavor que el turismo la asole y acabe vencida como tantos otros rincones de la costa antes desconocidos y ahora devastados o visiblemente deteriorados por el tránsito incesante.
Me admira la transparencia de sus aguas,su prados de posidonia,sus bancos de peces de variadas formas y colores.



Tras mi  prolongado paso por las planicies castellanas,el reencuentro con el mar,me trajo a la mente aquellos versos de Alberti....


El mar:
El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños la marejada
me tira del corazón;
se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá? Gimiendo por ver el mar,
un marinerito en tierra
iza al aire este lamento:
¡Ay mi blusa marinera;
siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera!
(Rafael Alberti)