LLego a "Still walking(Todavía caminando)" con tantas y tan buenas recomendaciones,entre ellas Lu y David Amorós,que era casi inevitable que me gustara.
Esta película japonesa de Hirokazu Kore-eda es del 2008,pero se estrenó en España en el 2009 y está protagonizada por Ryôga Hayashi, Yoshio Harada y Hiroshi Abe.
Voy a intentar reseñar esta película con el respeto que me despierta,desde una admiración que casi me lleva a hacer de este comentario un diminuto y laico altar a un cine que me parece sin duda,mayor.
"Still walking (Todavía caminando)" no es ni más ni menos que el retrato de un reencuentro familiar.
Dos ancianos,reciben la visita de sus dos hijos con sus respectivas familias.La hija llega con su marido y sus dos hijos.El hijo llega con su esposa,que es viuda y tiene un hijo de su anterior matrimonio.Todos se reencuentran para honrar la fecha del fallecimiento de otro hermano,el mayor.
A partir de ahí,en medio de deliciosos manjares (la preparación del sushi o las ánguilas....)se ponen al día y salen a la luz,recuerdos,anécdotas del presente,viejas rencillas.....
Es curioso cómo de complejas son las relaciones familiares,de lo particular a lo global, asistimos a un vaivén en el conviven sin estridencias complicidad y reproches,afinidades y desacuerdos,todo ello en medio de la amarga melancolía que todos,pero especialmente los padres sienten por la pérdida del hijo mayor.
Se produce a través de escenas cotidianas a menudo alrededor de la comida,un análisis profundo de la condición humana,tan sujeta al apego,tan vulnerable a la desaprobación materno-paternal,a la crítica,a la ausencia de aceptación.
Hay cabida para la ternura pero también para el rencor.La tensión entre el anciano padre y su único hijo vivo varón,es palpable en todo momento.Desde fuera,da la impresión de que se necesitan,se buscan,pero a menudo,de la cercanía,surge la fricción.Tal vez,todo hubiera sido muy diferente,si ,como llega a decir la anciana madre,alguno de sus hijos,se hubiera dedicado como su padre a la medicina y se hubiera hecho cargo de la clínica en la que el padre trabajaba.
Son hipótesis que nunca quedarán esclarecidas,pero de la decepción de esas expectativas a menudo proyectadas sobre los hijos,surge hoy el desprecio velado,el reproche,la infravaloración o la duda sobre la forma con la que su hijo se gana la vida.
En este marco donde los adultos ya tienen demasiadas cargas emocionales sobre sus espaldas,como contrapunto,surgen los niños,la relación entre los primos que acaban de conocerse y que comparten momentos entre la cruel espontaneidad y la inocencia que se abre paso en el descubrimiento de un flor,por ejemplo.No lo saben todavía,pero esos momentos tan triviales,con el paso del tiempo,serán con probabilidad idealizados por el adulto o la adulta en la que previsiblemente se convertirán.
La relación entre la madre anciana y la hija también se percibe con ambivalencia,pelando y lavando verdura,van de una confidencia a un recuerdo del pasado,de un caricia en el pelo a un reproche inesperado.....todo tiene cabida en medio de lo trivial que termina convirtiéndose con el tiempo,en trascendente.A ello ayuda una música que poetiza las imágenes y las dota de una sensibilidad extrema que se confabula para poner a flor de piel nuestras emociones.
No se juzgan las contradicciones,ni siquiera las emociones más míseras o mezquinas,es la humanidad en sí misma,con todos sus claro-oscuros al descubierto.
Estamos ante un cine aparentemente ligero que lleva la esencia de los grandes maestros orientales y que de ellos,bebe tal cual su fuente inspiradora.
Me resulta muy dificil elegir una sola escena,pero me gusta mucho por ejemplo el momento en el que la madre le dije a su hijo cenando que ponga un disco y ella se pone nostálgica a tararearlo en la mesa y todos los momentos en la cocina mientras preparan la comida la madre y la hija.
El paseo familiar bajando una cuesta empinada,con la madre anciana,el hijo,la nuera y el hijo de la nuera,me parece de esos momentos casi insustanciales y con el tiempo terminan cobrando una especial relevancia,al igual que el momento en el que los niños intentan alcanzar una flor de una rama que está alta.
El final por otra parte, es tan poético,tan circular,que me parece un cierre espectacular dentro de su propia naturalidad.
En definitiva,una película de ésas que parecen sencillas y se quedan ya para siempre en tu recuerdo,como un reflejo familiar en el que nos sentimos todos reflejados en mayor o menor medida,más allá de la distancias culturales,una narración que es un ciclo de vida que finaliza y se renueva,donde la muerte no es el fin,sino el principio del recuerdo y el presente un fluir con reminiscencias del pasado ,donde se engendra también futuro en una armonía impremeditada que en realidad,está en todas partes.
Imprescindible,como también me lo pareció en su día otra película japonesa "Despedidas" (2008) de Yojiro Takita.
!!Os deseo a tod@s un feliz 2013!!