martes, 27 de marzo de 2012

Le Havre



No sé desde cuándo guardaba las ganas de ver la última película del finlandés Aki Kaurismäki pero puede que desde Octubre del año pasado.En cuanto leí una crítica buenísima de Alex de " Puedo saltar charcos", aquí http://xpuedosaltarcharcosx.wordpress.com/2011/10/14/cuento-de-hadas-para-el-siglo-xxi/
 supe que tenía que ver esa película.

En el cine,tiendo a ser  una adicta al drama,pero de vez en cuando ver una fábula,casi un cuento de hadas que nos haga recobrar la fe en el género humano,es como alimento para el alma.

Si Alex escribió en Octubre esta entrada,en Enero,de camino para Barcelona,leí en el tren una entrevista al director Aki Kaurismäki, y ahí ya,quedé rendida a sus pies.


Recuerdo que entre otras cosas,el entrevistador de "La Cartelera" le preguntaba el origen de ese mensaje esperanzador en torno a un tema tan espinoso  como la inmigración, y él argumentó algo así como que hoy en día ,en época de recesión y de crisis,ser optimista es un ejercicio de resistencia y que de las tres consignas que nacieron en la Revolución Francesa :" Liberté, égalité, fraternité "(libertad,igualdad y fraternidad), las dos primeras son casi utópicas,pero la fraternidad,en realidad,la puedes encontrar en cualquier parte. Me encantó.

Hoy por fin estoy en situación de reseñar esta maravillosa película del 2011 que pondría de asignatura obligatoria a cualquiera que desconfíe de la nobleza que también es capaz de albergar el ser humano.


Marcel Marx (André Wilms) es un escritor que tuvo una vida bohemia en París,pero ahora está retirado de su actividad en Le Havre,Normandía,(Francia)junto a su mujer  Arletty (Kati Outinen). Viven con pocos recursos y su perra Laika (que sólo tiene bondad  en su mirada )pero son felices con poco.
Marcel se ha convertido en limpia-botas,y los comerciantes de su barrio le fían cuando no tiene con qué pagar el pan,el vino en la taberna....
Sus vecinos se quejan,sobre todo porque es un poco moroso,pero en el fondo,le consienten.


Los personajes secundarios son a veces pintorescos,peculiares,pero desde el primer momento se percibe sentimiento comunitario.


La vida de Marcel da un giro inesperado cuando se cruza en su camino un muchacho africano que está siendo perseguido por la policía porque se trata de un inmigrante ilegal: Idrissa (Blondin Miguel Guion).
El niño quiere llegar hasta Londres,donde está su madre,pero está solo y sin medios.
Marcel decide ayudarlo y el vecindario se volcará en que Marcel consiga su propósito,hacer llegar al chico hasta Londres.


No hay ni un solo personaje que no me guste.Todos de una manera u otro terminan conquistándote: la panadera,el verdulero,todos los particulares clientes de la taberna,el chino-coreano,la tabernera,el rockero y su mujer......incluso el comisario termina ganándose nuestra simpatía.

Todos tienen buen corazón y con pocas palabras y los gestos precisos,ayudarán a Idrissa a escapar de la policía y cruzar el canal que les separa de Inglaterra.


Hay tantas escenas que rescataría,que me resulta muy difícil seleccionar.
En muchas de ellas,esa magia que a veces ocurre en el cine te transporta a otro plano donde los milagros no sólo son necesarios si no que a veces,incluso en los barrios humildes,son posibles.

Por mencionar algunas:

- La reconciliación del rockero con su esposa


- la generosidad del verdulero preparando esa caja con alimentos o encubriendo al muchacho


- La complicidad de los clientes de la taberna con la tabernera cuando se trata de echar el pestillo o simplemente cualquiera de sus conversaciones entre ellos...
- la lectura de Kafka  de las amigas de  Arlety cuando ella está enferma


-la despedida del niño con Marcel en el barco
- la ayuda del chino-coreano a Idrissa cuando éste es delatado por un desconocido
-las conversaciones de la tabernera con Marcel
- El amor de Marcel por su mujer mientras ella está en el hospital
 
..podría seguir  rescatando momentos porque la película es un cuento que nos hace recuperar la inocencia ,la candidez,la confianza en que el hombre no siempre es un lobo para el hombre,con esos toques de humor a veces surrealista que es muy difícil no terminen por arrancarnos una sonrisa.


He leído que en la película hay dos valores que destacan, uno a nivel individual:la dignidad,otro a nivel colectivo:la solidaridad.Lo suscribo,el niño es la imagen de la dignidad,el vecindario un micro-cosmos donde la comunidad se ayuda,se asiste,se protege.Todas las necesidades quedan cubiertas por sí mismos,da la sensación de que nada malo puede pasarte si eres uno más en ese grupo humano.
Tomemos ejemplo,dejemos de delegar todas las decisiones de nuestras vidas en el Estado,en la  Administración,en la Iglesia,en el ejército,en los políticos..... todo pasa por nosotros,por la comunidad en la que estamos integrados.


Somos capaces de lo más mezquino y de lo más grandioso y esa grandeza,nos ennoblece,nos conecta  a los demás,a los que nos sentimos mucho más ligados desde el momento en que entran a formar parte de  nuestro día a día.Si alguien lo duda,otros mundos son posibles no sólo en Le Havre.La clave puede estar seguramente en la fraternidad,esa tercera consigna que según Aki Karimäki,aún hoy,podemos encontrar en cualquier parte.

Por si fuera poco todo lo dicho,el final de la película es tan visual,tan sencillo,poético y cargado de esperanza,que da la sensación de que sí,de que hay luz al final de cualquier túnel por muy largo y penoso que se nos haga y merece la pena resistir,porque incluso las ramas más peladas de los árboles escuálidos en invierno,terminan floreciendo,justo a partir de ahora,en primavera.